El encuentro entre Trump y Putin podría centrarse en disputas territoriales, especialmente sobre el este de Ucrania, mientras Ucrania teme posibles cesiones sin su consentimiento.

El esperado encuentro entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, previsto para el 15 de agosto de 2025 en Alaska, se anticipa como un evento clave en la geopolítica global. Con el trasfondo de la guerra en Ucrania, el tema más candente sobre la mesa podría ser la disputa territorial, especialmente en el este de Ucrania, una región de gran interés para ambos países, pero con perspectivas completamente opuestas.
Diferencias Geográficas:
Desde la perspectiva de Washington, Ucrania abarca unos 600,000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, Moscú considera que el territorio ucraniano es más pequeño, ya que se apropia de su este, que incluye regiones como Donetsk y Lugansk, a las que considera parte de Rusia. Esta divergencia en la visión territorial no solo ha complicado los esfuerzos de paz, sino que también ha generado incertidumbre sobre lo que podría suceder en la cumbre.

Trump y el Intercambio de Territorios:
Antes de su reunión con Putin, Trump ha generado controversia al hablar de un “intercambio de tierras” entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, este escenario es complicado e incluso irreal, ya que Ucrania no controla territorios rusos. La contraofensiva ucraniana en la región rusa de Kursk, que comenzó en agosto de 2024, terminó sin éxito para Ucrania. De este modo, no existen garantías de un intercambio territorial equitativo, y tanto Ucrania como sus aliados temen que Trump pueda estar dispuesto a ceder partes del territorio ucraniano a Rusia sin el consentimiento de Kiev.
El Control de Territorios en Ucrania:
Desde la Revolución del Euromaidán en 2014, Rusia ha intensificado su presencia en el este de Ucrania, con la ocupación y posterior anexión de Crimea en marzo de ese año. Este acto violó el derecho internacional y desencadenó una serie de conflictos en las regiones de Donetsk y Lugansk. Tras reconocerlas como “repúblicas populares” en 2022, Rusia lanzó una invasión a gran escala, buscando expandir su control sobre otras zonas, incluyendo las regiones de Zaporiyia y Jersón.
Aunque Rusia ha declarado el control de estas regiones mediante referendos ilegales, los informes internacionales denuncian violaciones a los derechos humanos y coerción a la población civil. A pesar de esto, Moscú ha insistido en que la mayoría de los habitantes de estas regiones desean ser parte de la Federación Rusa.

La Importancia Estratégica del Donbás:
La región del Donbás es crucial para Rusia debido a sus vastos recursos naturales, como carbón y minerales, fundamentales para las industrias siderúrgica y química rusas. Además, el Donbás actúa como un puente terrestre hacia Crimea, que actualmente está aislado de Ucrania y no tiene acceso al mar de Azov.
Para Ucrania, el Donbás tiene una relevancia militar estratégica. Desde 2014, la región se ha convertido en una zona de defensa clave, con el establecimiento del «cinturón de fortaleza» que impide que las fuerzas rusas avancen aún más en la región. Sin embargo, las recientes conversaciones entre Estados Unidos y Rusia han insinuado la posibilidad de concesiones territoriales, con Rusia exigiendo el control total de Donetsk y Lugansk a cambio de la devolución de Jersón y Zaporiyia.

Constituciones Contrapuestas:
El escenario legal es complejo, ya que las constituciones de Rusia y Ucrania entran en conflicto directo respecto a la soberanía de estos territorios. Rusia ha incorporado estos territorios a su Constitución, lo que dificulta cualquier reversión de su anexión. Por otro lado, Ucrania, a través del Artículo 133 de su Constitución, sostiene que estos territorios son parte de su Estado y no pueden ser cedidos sin un referéndum.
El Reconocimiento de la OTAN:
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, generó controversia al sugerir que, en un futuro acuerdo, se podría “reconocer de facto” que Rusia controla parte del territorio ucraniano. Aunque en principio Occidente nunca aceptaría tal reconocimiento legal, la idea de un reconocimiento práctico podría ser vista como una forma de negociación. Rutte comparó esta situación con la postura de Estados Unidos respecto a los países bálticos durante la ocupación soviética, donde se aceptaba la ocupación en la práctica, pero se mantenían las relaciones diplomáticas con los opositores.
Fuente: DW