Rafaela Mallma es hospitalizada tras 38 días de huelga de hambre y encadenada, poniendo al descubierto la crisis de proveedores impagos en El Tambo.

El drama social de Huancayo alcanzó un nuevo nivel este jueves 2 de octubre cuando Rafaela Mallma, quien llevaba 38 días en huelga de hambre y encadenada frente a la Municipalidad de El Tambo, fue hospitalizada de emergencia debido al deterioro de su salud. La mujer protestaba por una deuda pendiente de 45 mil soles que la comuna debía por trabajos de mantenimiento y reparación de vehículos que ella misma había realizado.
Su protesta, una de las más extremas vistas en la región, ha sacado a la luz una serie de problemas estructurales en el municipio, que van desde el incumplimiento de pagos hasta la falta de transparencia y el colapso de la gestión administrativa. Mallma, a lo largo de su huelga, había sobrevivido gracias a la ayuda de vecinos y compañeros proveedores, quienes le traían agua y abrigo, pero su situación empeoró al estar expuesta a las inclemencias del tiempo durante semanas.
El contexto del conflicto
La huelga de Mallma no es un caso aislado, sino que refleja una problemática más amplia en la región. Decenas de proveedores han denunciado demoras en los pagos por servicios prestados a diversas municipalidades de Junín, como resultado de una mala gestión administrativa y la falta de compromiso de las autoridades locales.
Aunque el alcalde de El Tambo, Julio César Llallico, ha minimizado la protesta, argumentando que no existe un documento formal que respalde el pago de la deuda, los afectados sostienen que la rotación constante de funcionarios y la falta de recursos para mantener registros adecuados son las causas de la ausencia de la documentación necesaria.
El colapso de la protesta
Después de más de un mes sin ingerir alimentos, el cuerpo de Rafaela Mallma colapsó. Testigos confirmaron que la mujer ya no podía mantenerse en pie y fue trasladada de urgencia a un hospital de la ciudad, donde su salud quedó gravemente afectada. En sus últimas declaraciones antes de ser hospitalizada, Mallma expresó con voz débil: “Me tildarán de loca, pero no es así. Solo pido que me paguen lo que se me debe”.
Su lucha, aunque silenciosa, ha revelado la grave falta de sensibilidad de las autoridades ante las demandas de la ciudadanía. Y pone en evidencia una crisis ética y política: ¿Hasta qué punto deben llegar los ciudadanos para ser escuchados por el Estado?
Un problema que no termina en El Tambo
El caso de Mallma refleja una crisis que no se limita a la Municipalidad de El Tambo. En otras partes de Junín y en todo el país, crece el número de proveedores que enfrentan la burocracia, la falta de fondos y la incapacidad de las gestiones municipales para cumplir con sus compromisos.
Expertos en administración pública explican que las deudas municipales suelen acumularse debido a una gestión financiera deficiente, prioridades erróneas en el gasto público y la falta de un sistema efectivo de fiscalización. Esta situación provoca que muchos proveedores y contratistas queden atrapados en una maraña de trámites burocráticos, sin respuesta alguna por parte de las autoridades.
El costo de la indiferencia
La hospitalización de Mallma marca un hito en este conflicto. Su protesta, aunque extrema, logró atraer la atención a nivel nacional, dejando claro el alto costo humano de la indiferencia política y administrativa. Ahora, las autoridades municipales enfrentan una presión social creciente, no solo por resolver la deuda de Mallma, sino por abordar la situación de todos los proveedores afectados.
La población de Huancayo, y especialmente la de El Tambo, espera que este caso sirva de lección a los funcionarios locales, exigiendo transparencia, cumplimiento de compromisos y, sobre todo, una verdadera atención a las necesidades de los ciudadanos. Sin embargo, si no se toman medidas efectivas, la crisis podría empeorar y dejar al descubierto un patrón de incumplimiento que afectaría la gobernabilidad local de la región.