Mientras marcas internacionales ofrecen prendas hechas con lana de alpaca peruana a precios exorbitantes en Europa o Estados Unidos, los productores nacionales reciben apenas para sobrevivir atrapados en la línea de la pobreza. La República visitó a los compatriotas alpaqueros en Puno, la región con mayor producción de esta materia prima.
Juan Chávez tiene más de 40 años dedicados a la crianza de alpaca en el distrito de Conduriri, zona alta de la provincia de El Collao-Ilave, al sur de Puno. Vive en una cabaña con techo de paja sin servicios básicos. Sus ingresos por la venta de fibra de este animal apenas le permiten sobrevivir junto a su familia. Es la realidad del alpaquero peruano.
La esquila es la actividad en la cual los criadores cortan el pelaje de la alpaca para vender la lana. Lo pueden hacer solo una vez por año. Es fundamental en su economía. Juan, no obstante, ya no tiene esperanzas de progreso. Su rostro está quemado porque la crianza se realiza sobre los 4.000 metros sobre el nivel del mar. El clima aquí es inclemente.
Por ello se sorprende de que prendas hechas con la lana de estas alpacas que nos rodean se vendan tan caro en otros países, mientras ellos reciben apenas 15 soles por libra. Es otra historia de desigualdad económica en perjuicio de los más humilde
Fuente: La Republica