La exvocalista de Mecano habla sin filtros sobre la fama, la ansiedad que vivió en su mejor momento y su nueva etapa musical, 30 años después de la separación del grupo.

Han pasado más de tres décadas desde que Mecano, uno de los grupos más icónicos del pop español, pusiera fin a su carrera. Pero Ana Torroja, su voz y alma, no ha dejado de reinventarse. Desde México, donde reside desde hace diez años, la cantante madrileña ha abierto su corazón en una entrevista con El Mundo, reflexionando sobre el peso del éxito, los efectos emocionales de la fama y su actual momento creativo.
“Tenía miedo de salir a la calle y que alguien se me acercara. Cuando pasaba, mi reacción era mala. No lo gestioné bien”, confiesa Torroja al hablar de los años de mayor exposición mediática junto a José María y Nacho Cano. Fue tal el colapso que en 1992 se mudó a Nueva York, huyendo de la presión: “Necesitaba ser una donnadie para recuperarme a mí misma”.
Mecano, entre la gloria y el agotamiento
A lo largo de once años, Ana entregó su vida por completo al grupo. Dejó sus estudios y cualquier otro plan para dedicarse en cuerpo y alma a Mecano. Sin embargo, la separación llegó sin que ella pudiera evitarlo:
“Me entró un vértigo tremendo. ¿Y yo qué? ¿Ahora qué hago? Pensé que era una pausa, pero el tiempo demostró que no”.
La artista admite que el final fue duro y el ritmo, agotador, al punto de cantar enferma en México con fiebre, mientras recibía inyecciones y oxígeno para no cancelar conciertos. “Teníamos tanto éxito que no había forma de parar”, recuerda.
Aunque reconoce que ha habido ofertas millonarias para una reunión, estas no se han concretado. “Por un dinero que asusta”, dice, sin cerrar del todo la puerta, pero dejando claro que las heridas del pasado aún pesan.
Una carrera en solitario que se resiste a apagarse
Desde que Mecano terminó, Ana ha construido una carrera propia con más de 30 años de trayectoria como solista. Hoy, trabaja en un nuevo álbum que nació, precisamente, de las dudas:
“Pensaba: ¿Para qué hacer un disco si la gente solo escucha canciones sueltas? ¿No habrá pasado ya mi tiempo?”
De esas preguntas nació Se ha acabado el show, un tema que canaliza su crisis creativa y le permitió retomar las riendas desde un lugar más honesto. “Empecé a escribir como catarsis, para tomar distancia y perspectiva”, afirma.
Permanecer como acto de resistencia
Más allá del éxito comercial, Torroja valora su capacidad de seguir en pie, en un mundo donde las carreras suelen ser efímeras:
“Lo más difícil que he conseguido es permanecer. Llevo más tiempo sola que con el grupo, y aún tengo un huequito. No importa si es grande o pequeño, lo importante es que aún me escuchen”.
Ese espíritu de lucha define su carrera. “Soy muy guerrera. Todo lo que he conseguido, con Mecano y más aún después, lo he tenido que pelear”.
Un legado que sigue creciendo
Ana Torroja no vive de la nostalgia, pero tampoco la rechaza. Su legado con Mecano es imborrable, pero su mirada está puesta en el presente: en la música nueva, en sus giras, en seguir conectando con el público. No desde la cima masiva de los 80, sino desde un lugar más personal y genuino, donde la música sigue siendo su forma de respirar.