‘Dangerous Animals’: el thriller veraniego que mezcla el horror de ‘Tiburón’ con la atmósfera de ‘Psicosis’

Jai Courtney destaca como un carismático asesino en serie en esta cinta de terror con tiburones que apuesta por el humor negro y la tensión claustrofóbica.

Dangerous Animals, dirigida por Sean Byrne, se presenta como una propuesta poco común entre los estrenos de verano, destacándose como uno de los thrillers más tensos y autoconscientes recientes.

Aunque el cine de terror con tiburones podría parecer saturado, especialmente tras la ola de parodias como Sharknado, esta película ofrece un giro inesperado al introducir a un asesino en serie que usa a los escualos como parte de su macabro plan, combinando el suspense de Tiburón con la inquietante atmósfera de Psicosis.

La trama gira en torno a Tucker (Jai Courtney), un capitán de barco con obsesión por los tiburones y un marcado rechazo al turismo. Su papel como asesino psicópata que atrae a turistas desprevenidos a su embarcación para convertirlos en carnada humana es interpretado con gran intensidad por Courtney.

La película comienza con un impactante giro cuando dos turistas que participan en un tour para nadar con tiburones se ven atrapados en la espiral de violencia desatada por Tucker, quien secuestra a Heather (Ella Newton), la protagonista. La historia oscila entre el horror y el humor negro, aunque quienes busquen gore intenso pueden quedarse un poco decepcionados.

El mayor atractivo del filme es la actuación de Jai Courtney, quien logra dotar a su personaje de una mezcla inquietante de carisma y locura, alternando momentos de amenaza con otros de un humor oscuro, como cuando canta Baby Shark en medio de una escena violenta. Esta faceta excéntrica mantiene la película entretenida y evita que caiga en la monotonía.

Por otro lado, Hassie Harrison interpreta a Zephyr, una surfista que intenta dejar atrás su pasado mientras desafía las olas de la costa australiana. A pesar de su carisma, su personaje no recibe el desarrollo que merece, limitándose a una serie de intentos repetitivos de escape, lo que contribuye a algunas caídas en el ritmo del filme.

Sin pretensiones mayores, Dangerous Animals resulta entretenida y en ocasiones grotesca. El guion de Nick Lepard juega con los clichés del género y mantiene la tensión fluctuante, aunque pierde algo de frescura en su tramo final. La dinámica entre Tucker y Zephyr se convierte en un clásico juego de supervivencia que, aunque predecible, sostiene el interés.

Visualmente, la película aprovecha la belleza natural de Australia, contrastándola con la claustrofobia del barco de Tucker, creando una atmósfera de peligro constante. Las escenas submarinas, que incluyen tiburones reales, incrementan la sensación de incomodidad, mientras que las tomas dentro de la embarcación refuerzan la falta de escape.

Aunque no reinventa el género ni presenta giros sorprendentes, Dangerous Animals es un filme de terror con tiburones que no se toma demasiado en serio y que juega hábilmente con las expectativas del público. Es el tipo de película ideal para una noche de entretenimiento ligero, perfecta para ver con amigos y unas cervezas.

Fuente: SensaCine

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