Invierno, contrabando y plataformas: la triple helada que congela a las MYPES

Invierno, contrabando y plataformas: la triple helada que congela a las MYPES

CAMPAÑA. Las micro y pequeñas empresas textiles enfrentan su temporada más crítica: más demanda no significa más ingresos. Entre el frío extremo, la avalancha de productos importados y el avance imparable del comercio digital extranjero, el productor nacional pelea por sobrevivir en un mercado cada vez más hostil y desprotegido.

El invierno 2025 llegó con temperaturas más bajas, abrigando a millones de peruanos, pero congelando las expectativas de las micro y pequeñas empresas textiles (MYPES). La paradoja es dolorosa: se vende más, pero se gana menos. La campaña de invierno, que históricamente representa hasta el 40% de sus ingresos anuales, ya no garantiza rentabilidad.

Desde las galerías de La Victoria hasta los talleres de Huancayo o Arequipa, la sensación es la misma: la producción nacional está siendo arrasada por la importación masiva, las plataformas extranjeras de e-commerce y el contrabando, mientras las autoridades miran hacia otro lado.

“Este ha sido un invierno más fuerte, sí, pero estamos siendo desplazados por productos chinos a precios irrisorios”, advierte Daniel Hermoza, director del Centro de Estudios de la Mype en Mypes Unidas del Perú. “Nuestros márgenes se han reducido al mínimo. Hoy se trabaja para la SUNAT y los bancos”.

El enemigo barato sale caro
El golpe más severo no llega por mar ni por tierra. Llega por internet. Aplicaciones como AliExpress y Temu han logrado penetrar los sectores populares peruanos con fuerza. Antes, el segmento C y D compraba en Gamarra o en ferias regionales. Hoy, lo hace directamente desde China, con envío gratuito y pagos digitales.

“Competimos contra gigantes con subsidios estatales y sin barreras. ¿Cómo ganas esa pelea?”, cuestiona Hermoza. “Una casaca hecha en Perú cuesta más producirla que lo que cuesta comprarla en línea”.

Según los gremios del sector, las plataformas digitales extranjeras han mermado la demanda nacional hasta en un 30% en los últimos dos años. Incluso los mayoristas de provincia prefieren importar, antes que comprar a las MYPES locales.

El contrabando también continúa su avance. Ropa usada y nueva —de marcas originales o imitaciones— ingresa por la frontera con Bolivia y se vende en ferias, mercados y calles sin control alguno.

“Todo el eje sur está tomado por la informalidad. Puno, Tacna, incluso Cusco reciben estos productos y los redistribuyen”, señala Hermoza. “Y en Chancay, el nuevo megapuerto, ya estamos viendo la llegada masiva de mercancía sin control ni arancel”.

El impacto es brutal: se venden productos más baratos, sin impuestos, sin fiscalización sanitaria ni laboral. Y mientras tanto, el productor formal debe lidiar con IGV, fiscalización, préstamos con altas tasas y trabas logísticas.

Gamarra, entre la resistencia y el rezago
En Gamarra, el corazón textil del país, hay dinamismo, pero no recuperación. La presidenta de la Asociación Empresarial Gamarra Perú, Susana Saldaña, lo dice sin rodeos:

“Desde 2022 no superamos el 50% de nuestras ventas prepandemia. La campaña del Día de la Madre fue floja. Y la del invierno, aunque vital, no compensa lo perdido”.

Antes de la pandemia, Gamarra movía más de S/3.000 millones por campaña de invierno. Hoy, la meta es apenas el 60% de esa cifra. Aun así, el emporio ofrece precios competitivos: prendas de abrigo desde S/9,90, sets completos por S/30, y ofertas en casacas, chullos, guantes, buzos y poleras.

Más del 60% de las ventas sigue siendo presencial, a pesar de los esfuerzos por digitalizar el emporio mediante un nuevo aplicativo que organiza las galerías por tipo de producto y público objetivo.

“El problema no es el precio. Gamarra sigue siendo más barato que las apps. El problema es que el Estado no nos defiende. No hay políticas que prioricen lo nacional”, insiste Saldaña.

Crédito, formalización e industrialización
Para el economista Jimmy Astocondor, de la Pacífico Business School, el problema es estructural: el Perú no ha apostado por industrializar sus MYPES. La mayoría sigue operando con lógica de subsistencia, sin separar finanzas personales del negocio y sin herramientas modernas de financiamiento.

“El factoring y las letras de cambio deben ser masificados. Las MYPES pueden usar sus facturas como colateral para obtener capital de trabajo. Pero muchas ni siquiera llevan un flujo de caja claro”, explica.

Solo en 2024, el mercado del factoring superó los S/2.000 millones, pero menos del 10% de las MYPES ha accedido a él. Además, formalizarse sigue siendo un desafío. Pasar de RUC 10 a RUC 20 abre puertas, pero exige una mentalidad empresarial que muchas MYPES aún no tienen.

Según Andrea Rivas, docente de Marketing y Negocios Internacionales de la UP e investigadora CIUP, la pandemia y el cambio climático han transformado el comportamiento del consumidor.

“Hoy se buscan cubrirse con distintas prendas, las mujeres sobre todo utilizan más capas de prendas de vestir, pero también más sostenibilidad. Sin embargo, algunos quieren moda rápida, pero otros valoran el origen de las fibras, la calidad y el impacto ambiental”.

Esta segmentación exige que las MYPES entiendan mejor a su público. “No basta con producir. Hay que saber para quién, por qué y cómo se diferencia”, indica Rivas. Además, remarca que sí existen programas de apoyo como Startup Perú, donde hoy en día están apoyando temas de sostenibilidad y cambio climático.

También menciona iniciativas como el concurso de TikTok para emprendedores, que premia con fondos exclusivos para ellos, pero subraya la falta de difusión y capacitación técnica para que más MYPES participen.

La propuesta
Las voces coinciden: sin una ley de industrialización MYPE, sin financiamiento accesible, sin protección frente al contrabando ni promoción estructurada del producto nacional, el sector seguirá en caída.

“Hoy muchas MYPES están técnicamente quebradas. Siguen operando por inercia, no por rentabilidad”, lamenta Hermoza. “Y lo peor es que se van apagando en silencio. Sin escándalo, sin titulares. Desaparecen una por una”.

El invierno ha traído frío, pero también oportunidades. Si el Estado no las aprovecha, el tejido empresarial que sostiene al Perú se seguirá deshilachando. Y cuando queramos abrigarnos en lo nuestro, tal vez ya no haya quién lo confeccione.

Gamarra en campaña de invierno: precios y detalles
Senamhi reportó que las temperaturas bajarán hasta los 10 grados en los próximos días en Lima debido al inicio del invierno. Ante ello, los comerciantes saben que como cada año, venderán las prendas abrigadoras para los peruanos.

Por ello, en Gamarra inició la campaña de invierno, donde miles de comerciantes empezaron con la venta de los productos en diferentes materiales, calidades y precios al alcance de todos los peruanos que tengan que comprar prendas para soportar las bajas temperaturas.

Desde los gorros que valen cinco soles, hasta las poleras que cuestan 120 soles, existen diversas prendas para poder comprar. Incluso, aparecieron las ofertas para aquellos que quieren combinar.

Desde lo más económico, acomodándose al bolsillo de cada uno, existen variedades de sacos que confeccionaron los comerciantes para este año. Incluso, pese a la aparición de algunas aplicaciones como Temu o Aliexpres, mencionaron que las prendas se han estado vendiendo de manera normal.

«Están las casacas y los sacos para todas las personas… Puede que existan esas aplicaciones, pero no nos ha afectado. La gente sigue viniendo a comprar a las tiendas», mencionó uno de los vendedores que lleva más de 30 años en el negocio.

Aparte de los sacos y las casacas, también se confeccionaron buzos, poleras, pantalones, chullos, cuelleras, guantes, etc., todo tipo de productos para poder combatir el invierno que iniciaría entre el 20 de junio y el 25 de junio, según Senamhi.

Fuente: Diario La República