Adoptar medidas contra la criminalidad sin tener en cuenta la importancia de reformar a la Policía Nacional del Perú (PNP) a fin de que en sus filas solo queden los buenos elementos, que son la inmensa mayoría, es como querer tapar el sol con un dedo y creer que el problema está en la vereda del frente, lejos del Poder Ejecutivo, y no en la propia.

Jamás se podrá controlar a la delincuencia si en comisarías y unidades especializadas hay agentes corruptos, incapaces o que solo están sentados esperando el fin de su servicio y el día de pago. Además, esto afecta el buen trabajo de los elementos esforzados y honestos que son capaces hasta de dar la vida por ciudadanos con los que jamás han cruzado una palabra.
Ayer en Correo Lima hemos publicado un informe sobre el número de denuncias contra policías en lo que va del año, lo cual es preocupante si se tienen en cuenta las cifras de los dos años anteriores. ¿Qué está pasando? ¿No hay buenos filtros en los procesos de admisión a las escuelas? ¿El Poder Judicial está jugando sucio a la sociedad al disponer la reincorporación de malos elementos a través de dudosos amparos?
Sería mucho pedirle al actual gobierno que al menos inicie una reforma a fondo en la PNP. Sin embargo, los ciudadanos debemos exigir a los candidatos serios que lancen propuestas viables que permitan al país contar con una policía de acuerdo a los grandes retos.
Fuente: Diario Correo