Sylvia Falcón: «Cantar el himno nacional en quechua fue una batalla ganada»

La antropóloga, soprano y defensora de la música andina, alista un homenaje al disco Mambo!, de la célebre Yma Sumac. Sobre la coyuntura opina: “Nos han hecho creer que los peruanos no nos merecemos mucho”.

En Estados Unidos, a Sylvia Falcón la llamaron “la nueva Yma Sumac”. Antropóloga, músico y una de las voces más privilegiadas de nuestro país, dice que la intérprete de Gother Mambo es inalcanzable, pero alista un concierto acompañada de una big band por los 70 años del disco Mambo!. “Nosotros tenemos una especie de pequeña tara con respecto a reconocer a nuestros héroes culturales, ¿no? Pienso que es en general, pero con ella se recrudece porque realizó una carrera fuera del país”.

Falcón nació en Lima, es hija de quechuahablantes y baila huayno desde los 3 años. Creció rodeada de música y vivía en Lince, cerca de la casa de Lucila Campos. En ese entonces, escuchar música criolla era una tradición. Ella y su hermana fueron a la universidad como una única opción en una familia que había luchado por asentarse en Lima y que había dejado de hablar su lengua materna.

“Mis papás vivieron esa estigmatización. Nuestra generación perdió el privilegio de poder recibir de primera mano esa fuente de cultura y de tradición”, comenta.

Para Falcón, la identidad peruana “flaquea” cuando no podemos reconocer a los que han aportado culturalmente al país. “En toda su discografía, Yma Sumac tiene mucho de Perú porque el maestro Moisés Vivanco, que era el compositor principal, era un peruanista neto. Ella fue un fenómeno, pero no podemos dejarla aislada como una estrella que se queda caduca y no difundir su música. Es justo que nosotros nos apropiemos de los repertorios de grandes peruanos ilustres, porque ¿qué estamos esperando? Lo hacen los rusos, lo hacen los mexicanos, lo hacen los americanos. Me parece que hay que retomar esos hilos con orgullo, pero con mucho respeto”.

Después de interpretar la versión en quechua del himno nacional, ha viajado por el mundo. “Y he sido convocada por los últimos presidentes, pero no tengo ningún vínculo político. Cantar el himno en quechua para mí era una pequeña batalla de concientización ganada. Sentía que, si lo hacía bien, con ese sentimiento, por un minuto alguien podía pensar que el Perú es más allá de sus narices egoístas”.

Mantuviste la conexión con Huancavelica y Ayacucho, ¿no?

Siempre fue muy intenso. Tú sabes que tienes tu chacra, tu pueblo; ahí es donde hago esa extensión con lo peruano, donde nace el amor. Si amas a tu tierra, te duelen las injusticias.

¿Es verdad que no quisieron que te dedicaras a la música?

Sí, mi mamá no quiso. Fue de esa generación que veía en el estudio ‘real’ la superación. Para mi mamá, yo tenía que entrar a San Marcos. Ella creo que quiso ser médica. Soñaba con esas cosas. Y por supuesto, era una migrante y tenía que trabajar para sobrevivir. Mis papás fueron negociantes, y gracias a su trabajo esclavo nos pudieron educar. Ahora que lo veo a la luz de los años, digo: “Qué importante fue tener esa especie de mente lúcida”. Si hubiera estudiado canto lírico profesional, no sé si hubiera hecho tanta música peruana.

¿Este es un concierto que grabarás apuntando al Grammy estadounidense?

Nunca quiero hacerme tantas ilusiones porque trabajo siempre en pos de la calidad. Pero debería empezar a trabajar con ese objetivo porque hay mucha gente que lo hace, ¿no? Yo soy mucho más libre con eso. Sin embargo, me parece que es muy bacán tener niveles de competencia y, sobre todo, exigirse para que tu música esté al nivel de las competencias internacionales, porque necesitas ciertos estándares de calidad.

Me dices que la música peruana ha perdido ese aspecto de movimiento cultural. ¿Tiene que ver ello con que no se promueve el arte?

Sí, definitivamente. El último presidente que instauró el himno nacional en quechua fue Velasco. Con todos los problemas que tuvo, dijo: “acá volvemos al quechua”. Y hay mucha gente que nació en la sierra, pero se acuerda de que como fue mandato oficial del Estado, estaban obligados todos los colegios. Eso fue una condición política que se instauró desde arriba y llegó a todo el país. Las voluntades políticas pueden cambiar cosas.

¿Hay voluntad política ahora?

No, creo que vamos retrocediendo. No sé cómo he sobrevivido todos estos años en nuestro país haciendo música peruana. Siento que ha sido gracias a que he propuesto, digamos, algún estilo propio. Los contratos afuera, los viajes, todo me ha ayudado a sobrevivir haciendo música peruana. Yo no pierdo la esperanza porque me he formado así, nos ha costado mantener la dignidad también dentro del rubro.

Seguimos siendo racistas y clasistas, ¿no?

Sí, seguimos siendo racistas y clasistas. Entonces, siempre hay un sector que dice: “esos serranos siempre hacen esa música así” y “van a morir huachafos”. No me parece justo que, desde la Amazonía, desde los Andes, se haya aportado tanto a la historia del Perú en todo sentido estético, para que se reduzca todo a decir que son ignorantes. Y esto es el rezago de las malas políticas y los malos gobernantes de los últimos 80 años.

¿Cuánto daño ha hecho este gobierno a los pueblos indígenas y, en general?

Yo no esperaba esto para nada. Primero, no esperábamos que se quedara (en la presidencia). Hemos dejado que nos dañen; nos estamos dejando. Sobre todo, nos han hecho creer que los peruanos no nos merecemos mucho, y no es cierto. Vas a cualquier lugar y ves que la gente trabaja de sol a sol. Ves a señoras trabajando y cargando a sus hijos; es decir, la gente realmente se esfuerza. No somos muchos los artistas, pero sí podemos mostrar este espacio de dignidad, que sea algo que eleve tu identidad y la autoestima. Ese tiene que ser el mensaje, al menos, de los que trabajamos día a día por la música peruana. Ahora que todo el mundo dice que ya no es posible vivir en el Perú sin estar pensando en la corrupción en cualquier espacio, yo digo que no; que es lo que nos quieren hacer creer, que ya no hay solución. Hay gente honesta que mantiene la dignidad y esa es una batalla ganada.

  • Mambo! Estará acompañada del flautista Néstor Torres, del pianista Pepe Céspedes y del saxofonista Aníbal Seminario. Milena Warthon será parte del concierto del 30 de agosto en el Gran Teatro Nacional.
  • Sylvia Falcón. Desde inicios de su carrera, se preparó con el maestro Daniel Kirwayo, experto en la guitarra andina. En 2008 estudió en California con el tenor y entrenador vocal David Gordon.
  • Yma sumac. Alcanzaba las cuatro o cinco octavas. La también actriz es la única peruana en el Paseo de la Fama de Hollywood.
  • Himno nacional. Desde 2022, se oficializó la interpretación del Himno Nacional de Perú en castellano y en lengua indígena u originaria. Falcón interpretó el himno en quechua en 2015 y es parte de su disco Fantasía Pokra (2016).

Fuente: Diario La República