La rockera Nina Mutal presenta su nuevo tema “Nada de ti” y reflexiona sobre su carrera, el difícil camino de vivir de la música en el Perú y su deseo de llevar su arte a Europa. “Este país necesita creer en su talento”, afirma.

Nina Mutal tiene 55 años y más de tres décadas dedicadas a la música. Nació en Colombia, pero desde los 8 años vive en el Perú, país donde forjó una carrera marcada por su autenticidad, potencia vocal y fidelidad al rock, género que ha defendido a lo largo de su trayectoria. Dueña de una voz inconfundible, ha pasado por escenarios importantes, programas como ‘Yo Soy’ y ahora vuelve con fuerza para presentar un nuevo tema que mezcla lo bailable con el espíritu del rock.
-¿Lanzarás una nueva canción?
-Mira, yo canto el 2 de julio en La Noche de Barranco y estoy lanzando un nuevo tema que se llama ‘Nada de ti’. Es una onda rockera, bailable… yo le pondría entre disco y rock, porque tiene la batería tipo medio disco —boom, boom— con bombo en negra, y las guitarras de rock and roll. Entonces, va a estar bien bonito.
-¿Es un tema así medio ochentero o lo has hecho pensando en el mercado actual?
-No, es un tema moderno, bien bailable, pero con tintes de rock. De todas maneras, siempre queda el rock.
-¿Quiénes van a estar en esa presentación tuya?
-Van a estar Arturo Pomar, Marina Hash, y tres chicos en los que creo mucho. Como sabes, yo he sido coach de La Voz y de Yo Soy. Una es Daniela Zambrano, que ya está haciendo carrera como solista. Y los hermanos Paula y Vincenzo Leonardo, que estuvieron en Yo Soy —ella como Demi Lovato y él, cuando era chiquito, como Justin Bieber—. También pasaron por La Voz y los invité porque quiero mostrar la onda de las nuevas generaciones y el talento que tienen.
-Justamente va a volver ‘Yo Soy’ a la televisión. ¿No te han llamado del programa?
-Me han llamado, me están diciendo que me van a llamar. Recién están en los castings, pero yo feliz de regresar, porque la productora, Anita Rocarrey y Ricardo… bueno, ya son 11 o 12 años que hemos trabajado juntos. Es una productora muy fácil de llevar, muy linda, muy proactiva. Entonces, si me llaman, bacán.
-¿Cómo ha sido tu experiencia como jurado? ¿Divertida o estresante?
-Me parece divertido, porque yo no soy la típica profesora que enseña solo técnica. Primero veo cómo eres tú. Algunos vienen con sus rollos de la casa o del trabajo, entonces trato de conocerlos y ver cómo llegar a ellos para que me entiendan. Uno trabaja con la emoción, así que es muy importante estar relajado, y más en la tele, que es rápido y se escucha todo.
-Yo hice como una especie de santuario en mi clase, con mantras y cosas para que ellos se sientan relajados y salgan súper lindos al escenario. Eso es lo que quería hacer con ellos. He conocido gente maravillosa, el talento peruano es increíble.
-Justamente mencionabas a algunos participantes de ‘Yo Soy’ que estarán en tu show. ¿Hubo algún artista en el programa que te haya dejado sorprendida?
-Bueno, hay tantos… Tony Cam, DeSandro, Juan Gabriel, Ronald Galgo, Nano Morris de Maná —que ya está haciendo su propia música—, Sebastián Landa, José Feliciano. Y la etapa más rockera fue increíble: Gianni Joplin, Led Zeppelin, Metallica… esa fue la tercera temporada, y fue lo máximo. Pero cada uno me ha dejado cosas lindas.
-¿Se puede vivir de la música en Perú?
-Yo he podido vivir de la música, que es difícil, ¿no? A través de la música, no solo grabando o haciendo nuevas producciones, sino siempre estando atrás, pero siempre con la música. Y bueno, sí, me ha alcanzado para pagar las cuentas.
-¿Cómo te resulta rentable lanzar esta nueva canción que vas a presentar el 2 de julio?
-Con los conciertos, porque ya no existen los CDs. Y si quieres sacar un vinilo, es por nostalgia o para algún coleccionista. Uno invierte, y gana en los conciertos lo que ha invertido. Ahora es más fácil con la tecnología, porque está a tu servicio. Trabajo con Henry Oebunke, que es productor y tecladista, y nos fuimos diez días al sur, a una casa en la playa. Él llevó computadora, guitarra, teclados, bajos… y ahí programamos todo.
La tecnología ayuda mucho. Puedes decir “quiero que la batería suene así” o “quiero esta tarola”, y hay samplers que ya te dan todo eso. Es mucho más fácil y rápido para la preproducción. Entonces llegas al estudio con casi todo listo y contratas a los músicos para que lo hagan real. Henry grabó el bajo, programó la batería. También participó Natan Ichara, el bajista de Amen. Se ha hecho un grupo muy bonito.
-Hablabas de los nervios que pueden tener los cantantes que recién empiezan. ¿Tú también los sentías cuando empezabas?
-Totalmente. Hasta el día de hoy. Hasta el día de hoy creo que no son tantos nervios, pero la espera desespera. Estoy en el camerino y ya quiero salir. Pero lo mágico del escenario es que, cuando sales, te sientes en casa. Además, siempre estoy acompañada de la banda, y eso es lo bonito. Mi banda sale primero y yo salgo después. Empieza la música y me acompaña a subir. Para mí, eso es lo máximo. Creo que el que no siente nervios, aunque sea un poquito, no sé… todo el mundo siente un poco.
-¿El público peruano de antes era más exigente?
-No sé si exigente, pero achorado también. Achorada es la palabra. En el Día del Rock Nacional no sabes lo que era… Desde las 11 de la mañana hasta las 11 de la noche, cheleando todos. Imagínate a las 11 de la noche cómo estaban… Te gritaban de todo, no sabes. Pero buena onda. Lo mejor que puedes hacer es seguir la onda y reírte, pues. ¿Qué vas a hacer?
-¿Qué es lo más fuerte que te han gritado?
-Uff, mejor ni te lo digo. “Ven pa’ acá que te hago tal cosa”. Y yo: “Ya, pero primero vamos a cantar”. Pero la gente, muy linda en verdad. Gente achorada en el sentido de hacer chacota, ¿me entiendes?
-¿El público masculino era más expresivo?
-Creo que sí. Las chicas gritan más, se ponen más histéricas. En provincias, los fans hombres eran súper respetuosos conmigo.
-¿Te llegaban a llamar al hotel?
-Sí, me llamaban y me decían: “¿Te puedo hacer conocer la ciudad?”. Me gileaban, pero con mucha clase.
-¿Y siempre mantuviste ese contacto como algo amistoso?
-Sí, siempre fue una relación como de amistad. Me decían: “Habla, Nena”. Creo que doy esa imagen, como de amiga, prima o hermana. ¿Me entiendes?
-¿Y nunca se dio algo más allá con algún fan? ¿Nunca surgió un romance en una gira?
-Nunca. Jamás. No se dio. Pero igual, es bien difícil que pase, ¿no? Bueno, puede ser, pero no se dio.
-¿El rock ha perdido seguidores con el tiempo o crees que ha crecido?
-Creo que hay un nicho fuerte aquí. Lo que pasa es que no se promociona el rock. Se promociona mucho más la música urbana. Pero si tú escuchas Spotify, no te alcanza la vida para oír todo lo nuevo que hay, y hay mucho rock. En Europa hay más rock que en Latinoamérica, donde el reggaetón entró con furor. Ahora es más urbano, ya no tanto reggaetón. Pero son ciclos.
-¿Tú no te atreverías a entrar al género urbano?
-No es mi onda. Valoro a quienes lo hacen, pero yo no soy de decir “ya, hoy día pega la cumbia, voy a hacer cumbia”, o “mañana bachata, hago bachata”. No me hallaría. Trato de hacer lo más honesto, lo que me salga del alma.
-¿Pero hay alguna colaboración que te entusiasmaría?
-Sí, me encantaría hacer un feat con Los Mirlos. Me encantan. Es cumbia psicodélica, bien guitarrera. Si escuchas la cumbia selvática, tiene la guitarra del rock. Juaneco, todos esos me encantan. Con ellos lo haría feliz. Uno nunca sabe.
-¿Cuál ha sido el lugar más inhóspito del Perú al que has ido a tocar?
-Inhóspito… pues Satipo. Pero la gente fue muy linda.
-¿No pensabas que tenías tantos fans allá?
-No. Muy lindo. Arequipa también ha sido muy bonito. Arequipa es mucho más rockero, creo que por el clima. Igual que Tacna, Abancay, Juliaca. El norte no es tan rockero, creo que por lo tropical. Trujillo sí. Y en Lima también. Huancayo es rockeraso.
-¿Sientes que en Lima se ha apoderado el género urbano?
-Creo que sí. Pero en los conos todavía hay rock. Si escuchas a Amén, por ejemplo, ves que hay un nicho. Hay muchos festivales de rock. No es tan masivo como la cumbia, claro, pero existe. Este es un país de cumbia… y de baladas también. La gente acá es bien romántica.
-¿Cuál es tu sueño?
-Seguir haciendo música y lograr que suene en Europa. Seguir creando, y que este país sepa y crea en su talento nacional. Porque sería una ventana, un negocio increíble que generaría ingresos para mucha gente.
-¿Crees que el peruano no cree en el cantante local y sí en el extranjero?
-No creo que sea el peruano. Creo que son los medios, las radios. Ellos deberían apostar por los talentos de acá, ponerlos en la radio. Eso ayudaría a que exista una industria más fuerte. Ya está pasando con la cumbia, porque están más unidos. En el rock, la nueva generación se apoya más. Ahora hay universidades, más apertura a crear juntos. Hay chicos de 20, 22 años que la rompen. Pero falta voluntad del Estado, que se pongan las pilas con la ley del 13%. Por eso hay grandes artistas en Argentina y México: porque apoyan lo nacional. No es obligar a poner tu música, es que den la posibilidad. El público decidirá si le gusta o no, pero por lo menos que lo conozcan. Sin difusión es complicado. Y es frustrante.
-¿Conoces gente con talento que no se dedica a la música por eso?
-Sí. Hay mucha gente con voces increíbles que no se dedica a esto porque tienes que estar preparado para la frustración, ser disciplinado, saber que habrá muchos “no” antes de que llegue un “sí”. Y también se necesita apoyo del gobierno. Un país sin cultura… olvídate. Y lo vimos en la pandemia: ¿qué nos salvó? La cultura. Las películas, las series, la música.
-¿En tus inicios recibiste muchos “no”?
-Sí. Pero tuve la suerte de entrar primero como corista en la Banda Azul, con Huicho García. Estuve dos años ahí, pero luego se fueron yendo todos, y me vi obligada a ser solista. He luchado, he persistido. Y como mujer, crecí en un mundo de hombres, porque en el rock, en esa época, era así. Tuve la suerte de estar con Marina Hash, con Tudó, con Julio Andrade, Río, Afrodisiaco… todos ellos eran como hermanos. Éramos una gran familia. El boom fue en el 87, y había tocadas, giras increíbles. Eso tiene que volver.
-¿Por qué dices que fuiste solista “por obligación”? ¿No querías serlo al inicio?
-No, se dio porque fui la única que quedó. El tecladista se fue a Estados Unidos. Luego formé una banda con Micky, el guitarrista, se llamaba Nina Insek, pero él también se fue. Y vi que no todos estaban tan comprometidos como yo. Entonces tuve que ser solista. Pero me hubiese encantado tener una banda. Ahora, con la gente con la que trabajo, es como una banda. Henry, de Amén, lo conozco desde los 18 años. Somos cómplices. Trabajo con músicos que son como hermanos. Formo la banda con ellos, aunque cada uno tenga sus propios proyectos. Si tengo que ir a la tele, voy con ellos.
Fuente: Diario La República.
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