El agua brota hasta del piso y debilita las viviendas ribereñas del humedal que carece de un desfogue

El lenguaje de sus lágrimas es elocuente al ver a los periodistas que llegaron a las zonas que resultaron más afectadas con el aumento del espejo de agua de la laguna Tragadero, al norte de Jauja.
Amelia Urco es cabeza de familia y se encuentra sumamente desesperada porque el agua está brotando por sus corrales, pasadizos, patios y habitaciones, poniendo en riesgo a su casa de material rústico.

“He tenido que evacuar de mi casa a todos mis animales porque el agua está emergiendo como si fuera manantial. El alcalde de Marco nos está apoyando pero no es suficiente. Temo que toda mi casa se caiga en cualquier momento”, dijo la desesperada madre de tres hijos, quien ya tuvo que soportar la caída de uno de sus cuartos.
Como Amelia, otras treinta familias del distrito de Marco están pasando un verdadero Vía Crucis. No es para menos, sus casas han sido declaradas inhabitables porque la laguna, que no tiene por dónde desfogar, ha crecido debido a las intensas lluvias de las últimas semanas.
Es de lamentar que las aguas de este humedal, de decenas de hectáreas de superficie, no tiene desembocadura. El único drenaje que tenía está tapado y no hay forma de reactivarlo.
El alcalde de Marco, Jossmel Hilario, informó para Correo que su despacho ha brindado el apoyo necesario a los damnificados, aún así, no se dan abasto para mitigar los impactos.
Señaló también que el gobierno regional trabaja en un proyecto para canalizar por el sur las aguas de Tragadero hacia el Mantaro.
Fuente: Diario Correo.